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10 de Septiembre 2003

La princesa

El rey estaba enamorado de Sabrina, una mujer de baja condición social a la que había convertido en su última esposa.
Una tarde, mientras el rey estaba de cacería, llegó un mensajero para avisar de que la madre de Sabrina estaba enferma. Pese a que estaba prohibido usar el carruaje personal del rey, infracción que se pagaba con la cabeza, Sabrina subió al coche y corrió junto a su madre.
A su regreso, el rey fue informado de la situación.
- ¿No es maravillosa?. Esto es verdadero amor filial. No le ha improtado jugarse la vida para cuidar de su madre. Es maravillosa!
Otro día, mientras Sabrina estaba sentada en el jardín del palacio comiendo fruta, llegó el rey: la princesa lo saludó y después le dio un mordisco al último melocotón que le quedaba en la cesta.
- Parecen buenos, dijo el rey.
- Lo son, dijo la princesa. Y, alargando la mano, le cedió a su amado el último melocotón.
- Cuanto me ama!, comentó el rey. Renunció a su propio placer para darme el último melocotón de la cesta. No es fantástica?

Pasaron algunos años y, a saber por qué, el amor y la pasión desaparecieron del corazón del rey.
Sentado junto a su amigo más íntimo, le decía: “Jamás se comportó como una reina. Acaso no desafió mi prohibición utilizando mi carruaje? Es más, recuerdo que una vez me dio a comer una fruta mordida".

La realidad es siempre la misma. Y lo que es, es. Sin embargo, como en el cuento, el hombre puede interpretar una situación de una manera o de la contraria.
Cuidado con tus percepciones....
Si lo que ves se ajusta a medida con la realidad que a ti más te conviene.... Desconfía de tus ojos!!!!

    Comentarios:

Srta.Vainilla dijo en 10 de Septiembre 2003 a las 05:20 PM


Y desconfia de tus pasos, de tus gestos y de tus palabras...

Negro dijo en 11 de Septiembre 2003 a las 01:17 AM

Sobretodo desconfía cuando vas ebria. Porque ahí lo que es, no es.
Bueno, siempre y cuando las princesas se pongan ebrias. Desconozco ese dato.

wuido dijo en 28 de Septiembre 2003 a las 11:23 PM

entonces, lo único en que podemos confiar sin temor a equivocarnos es en nuestros propios sentimientos... y ya es difícil como para confiar en los de los demás. supongo que eso es el vértigo.

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